MIEDO A LA MUERTE

MIEDO A LA MUERTE





Mientras pensemos en términos de tiempo, existirá el miedo a la muerte. He aprendido, pero no he llegado a la culminación, y antes de morirme debo encontrarla; o, si no la encuentro antes de morir, al menos espero encontrarla en mi próxima vida, etcétera. Todo nuestro pensar se basa en el tiempo: nuestro pensamiento es lo conocido, es el resultado de lo conocido, y lo conocido es el proceso del tiempo; y es con esa mente que tratamos de descubrir lo que es inmortal, lo que más allá del tiempo, lo cual no es sino una búsqueda en vano, carente de sentido, excepto para los filósofos, teóricos y especuladores.

Si yo quiero hallar la verdad, no mañana, sino realmente, directamente, ¿acaso no debo yo -con el mí, el yo que siempre está acumulando, compitiendo y dándose a sí mismo continuidad por medio de la memoria- dejar de continuar? ¿Es posible morir mientras se vive –que no es perder la memoria de forma artificial, lo cual es amnesia, sino dejar realmente de acumular por medio de la memoria y, en consecuencia, cesar de darle continuidad al mí? Viviendo en este mundo, que pertenece al tiempo ¿es posible para la mente generar, sin ningún tipo de compulsión, un estado en que quien tiene experiencias y la experiencia misma carezca de razón de ser? Mientras haya alguien que tenga experiencias, que sea el observador, el pensador, debe existir el miedo a acabarse y, en consecuencia, a la muerte.

Mientras siga buscando otras experiencias, mientras siga fortaleciendo mi propia continuidad a través de mi familia, de mi propiedad, de mi nación, de mis ideas, de cualquier forma de identificación, debe existir el miedo a que todo se acabe.

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